«Y trató de destruirlos, De no haberse interpuesto Moisés su escogido delante de él, A fin de apartar su indignación para que no los destruyese.» (Salmo 106:23)
Este salmo nos recuerda que Moisés en el desierto es una figura de Mesías. Cuando Israel pecó y Dios estaba dispuesto a destruirlos, Moisés intercedió por ellos interponiéndose entre Dios y el hombre para pedir misericordia. Estaba dispuesto incluso a ofrecer su propia vida en su lugar. Ahora bien, Moisés no es una imagen perfecta del
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Mesías. En otra ocasión perdió la paciencia con el pueblo rebelde y golpeó la piedra. Pero este salmo nos lleva a recordar que en Deuteronomio 18:15, Dios había prometido levantar a otro como Moisés. En la cruz, Jesús, el gran Escogido de Dios, se interpuso a fin de apartar la indignación de Dios para salvarnos de la destrucción que merecen nuestros pecados.
Moisés es un cuadro precioso de lo que hizo el Mesías verdadero por nosotros. El justo por los injustos se entregó y, según Colosenses 2:14, no sólo aplacó la ira de Dios sino borró el acta contra nosotros. Podemos vivir este día diferente gracias a este Mediador. Busquemos hoy comunión con Dios y pasemos tiempo en su presencia. (David Bell)